Wednesday, October 05, 2005

¿Como sostener una caída que no para? Se sabe de antemano que el final es la muerte. Pero, ¿como no dejar de caer? Tal vez, y no quiero que se tome como una respuesta a la pregunta inicial, es solo una conjetura, se pueda lograr riendo y bailando en los momentos más lentos de la caída. Porque está nunca tiene una velocidad constante. Tal vez en eso este el secreto: las pausas. Encontrar una esperanza de vez en cuando, siempre en en espera a que se desvanezca.

Sólo asomando la cabeza para tomar respiros en un bello jardín podemos soportar el humo que emana de nuestra hogera.

Sueno melancólico, pero no lo soy. La tragedia siempre ha sido la causa de mis pasiones, de mis alegrías. Nada más intenso que el fuego en la piel. Celebrar la vida en la hoguera, tal es nuestro propósito más alto, más romántico. Eludir el fuego es solo una ilusión provisoria y necesaria que sirve para cambiar la velocidad de la caída. Puede servir como catalizador o aletargarla. De todos modos vale la pena el riesgo.

5 Comments:

At 1:55 AM, Blogger Naxos said...

Hola, en algunos sueños que he tenido, estoy cayendo del cielo y veo cómo la Tierra se abre a mi paso y sigo cayendo, sin parar. Creo que este tipo de sueños no son nada extraños para quienes existencializan su vida. Foucault pudo hacer alguna mención de ello en una Introducción que hizo -muy al principio- al libro de Louis Biswanger (un libro referente al existencializsmpo en los sueños). La cosa es que esto se conecta con el Dasein Heddeggeriano -con sus reservas, claro está-, es decir, se conecta con el ser "arrojado" al mundo. Hay una vertical que es infinita y que cuestiona la existencia en términos de su autenticidad. Digamos, que se puede decir que quien sueña este tipo de cosas está cuestionando muy fuertemente al mundo más allá de lo ontológico.

No estoy seguro que el final sea la muerte incluso en el caso de un suicidio.

En su libro sobre Spinoza, Deleuze tiene un capítulo sobre los modos finitos: ahí habla de que la paralela cuerpo/alma está diferenciada por intensidades y extensiones conectadas a esas intensidades. Siempre he supuesto que Deleuze tuvo en mente este capítulo cuando decidió -digamos cuando terminó por pasar al acto de- quitarse la vida .

De modo que la pregunta más bien sería:

¿qué pasa con esas intensidades del alma que están conectadas paralelamente a sus partes extensivas (cuerpo) cuando su cancelación es inminnete, sobretodo, ante la inercia de una caída libre?

Quizá sólo hay una sola forma de saberlo. -gulp-

Por lo pronto, lo que hay que tener presente es lo que Deleuze abstrae del propio Spinoza: temer perder el cuerpo y valorarlo por encima del espíritu es impotencia, pero la potencia implica alimentar y enriquecer al espíritu tanto como para no temer perder su extensión corporal, ya que el espiritu no es un modo finito, sino es esencia infinita.

Ahora bien, la cosa no estaría dada en las pausas existenciales sino en la aceleración física. Quizá un suicida (digamos un suicida cuyo espiritu se ha enriquecido a tal grado que no teme perder su cuerpo) no llegué nunca a ver su cabeza estrellarse en el piso.

Quizá algo pase antes, y eso es lo que hay que considerar. No es la pausa intensa, sino la aceleración de la caída lo que fulminaría las conexiones de intensidad con las extensiones del cuerpo. Quizá sea un cuerpo-luz el que entonces sobrevenga.

Pero como dices, la aceleración no implica que la intensidad de ese acto deje de a-lentarse (deje de hacerse lenta) la percepción del momento en la propia caída -quizá incluso pueda petrificar el mundo en un instante infinito-. Como dices, no deja de implicar se respire y que se sonría.

Pero en el mundo de la física el cuerpo estaría acelerado conforme a su peso: en la caida, la gravedad haría de ese peso una potencia pura, o como otros dicen, un re-nacimiento...

A vísperas de los 10 años de la muerte de Deleuze, he estado pensando en todo esto, preparando un texto alusivo...

a ver qué sale...

Mientras, es un gusto comentarlo y compartirlo aquí, siguiendo un poco tus inquietudes al repecto...

temandosaludos

:)

 
At 12:09 AM, Blogger Oscar said...

Alo, que tal??? Yo también he estado pensando mucho en la muerte de Deleuze. No es fácil asimilar que el filósofo más vitalista, por lo menos del siglo XX, se alla suicidado. Pero después de todo aprender a vivir también es aprender a morir, y Deleuze en su impotencia vio que el momento de su muerte había llegado.

Pensar en la muerte es algo que me conflictua, por qué pienso que precisamente Spinoza tenía razón que no hay nada positivo que pensar en la muerte. Pero en realidad siempre la uso de manera alegórica, pensando un poco en lo que decía Blanchot acerca que morimos en cada instante. Pienso que cada vez que nos movemos en el espacio y tiempo morimos, es una muerte que nunca cesa.

Entonces valdría la pena recordar ese consejo que da Deleuze en uno de los apéndices de la Lógica del Sentido: no hay que confundir lo eterno con lo que no lo es.

Si bien suceden infinitas muertes en nuestra vida, solo hay una muerte definitiva. Y hay que afirmar esa muerte como definitiva, es inclusive una responsabilidad vital como explicaba Derrida en "Dar a a la muerte". Y si bien parte de nuestro espíritu -eterno, concuerdo- se actualiza en las distintas series del eterno retorno, hay que aceptar que este es un sinsentido, por lo tanto, impensable. No se puede pensar que será de nuestro espíritu. Como vez, hay cosas sobre las que prefiero callar.

"Quizá sólo hay una sola forma de saberlo." Ya que nunca entendermos la muerte, no se trata de una cuestión científica (física, en este caso) sino etopoética.

Una caída para mí es esa muerte simbólica. Hubo un momento de mi vida en que soñaba hasta tres veces por noche que caía, y la sensación era física inclusive después de despertar. Tal vez signifique que dejamos algo de nuestro ser atrás. Afirmar que devenimos otro es una cuestión de voluntad de poder. "Hay una vertical que es infinita y que cuestiona la existencia en términos de su autenticidad." La existencia es un simulacro. El devenir es afirmar el sinsentido.

En otro tema, últimamente he experimentado algo con el Dasein. Y se trata sobre no poder interpretar los fenómenos que me rodean, ya que exceden mi conciencia. Inclusive he experimentado esa frase de Paul Klee: "ahora los objetos son los que me observan". Hay veces siento que se ríen de mí.

Por cierto, del libro de Deleuze sobre Spinoza, hablás de "filosofía práctica"??? Espero que sí por qué lo que dices sobre la dualidad alma-espíritu me interesa muchísimo, y el de "El problema de la expresión" aparentemente es imposible de conseguir.

En fin, un abrazo :-)

 
At 2:27 AM, Blogger Naxos said...

Hola.

Dudo que lo de Deleuze haya sido impotencia. Si relees mi comentario verás porqué. Perdoname, pero creo que decir eso es lo peor que se puede decir de Deleuze. Considéralo.

Comprendo los comentarios que me compartes: en ese sentido, sinceramente creo que si habías de hacerte del Spinoza y el problema de la expresión (Ed. Muchnik).

Trata de conseguirlo por cualquier vía.

:)

saludos

 
At 11:51 AM, Blogger Oscar said...

Pocos días antes su muerte, Deleuze declaró que su estado era tal que era como sí ya no estuviera aquí en la Tierra. Ya no podía escribir, se podía mover poco. Deleuze no le temía a la muerte y ya no encontraba razón para estar en la Tierra. Suicidarse era la consecuencia lógica. No dudo que haya razones filósoficas más profundas, pero la frase de Montaigne sin duda tiene mucho poder. Hay un artículo que leí hace poco que relacionaba el suicidio con la inversión del platonismo, por ejemplo. Sostengo que Deleuze sentía impotencia ya que ya no tuvo ninguna voluntad de estar entre nosotros, pero esto no debe confundirse con la desesperación. Aunque tienes razón, impotencia no es una palabra adecuada...no lo sé, me he quedado sin palabras. Tal vez hay que declararlo un misterio en el propio sentido deleuziano. "¿Cuál es el misterio de los hombres? Nada de nada."

Lo único que si se es que su espíritu está con nosotros, los que hemos experimentado en propia carne sus enseñanzas. Pero él sabía que cada quién las experimentaría de distinta forma, no bajo un solo sentido.

Saludos.

 
At 5:18 AM, Blogger Naxos said...

Definitivamente, la palabra impotencia no es adecuada para referirse a la muerte de Deleuze: coincido. Y por ello precisamente creo que, en tanto es inadecuada, es lo peor que se puede decir de él y de su vida. El punto clave no es que no le temía a la muerte, sino que no temía perder su cuerpo. Y esto es distinto. No temía perderlo, no sólo porque ya estaba enfermo, sino porque los valores de su espiritu superaban los valores corporales y físicos de su ser. La cosa estriba en incluir su suicidio como parte de su vida, no como parte de su muerte. Es decir, si pensamos que sentía impotencia, dicha impotencia no era tanta para impedirle lanzarse por la ventana. La impotencia paraliza: hay que recordar que la impotencia se definiría como resultado de una afectación de tristeza que implica haber perdido el poder de actuar. No obstante, Deleuze pudo hacerlo: pudo transformar esa impotencia (-si acaso era tal-) en potencia: el poder de un actuar definitivo. Ese actuar fue un acto de la voluntad absoluta de su ser. No tenía caso tener la voluntad de seguir entre nosotros a sabiendas de la enfermedad: ahí la voluntad sólo encuentra una necedad reactiva en el ser. Deleuze nunca actuaba reactivamente, nunca pensó que la voluntad se encontraba en el ser reactivo, sino en el ser activo que afirma la muerte. Su muerte fue el resultado de una afirmación absoluta : eso es lo que nos cimbra ahora, es decir, la estela de esa afirmación...

Creo que en el fondo estamos en el mismo tono...

:)

salud

 

Post a Comment

<< Home