Monday, July 12, 2010

"HOMBRE, si aún eres algo, si algo sabes, algo amas y posees:
no estás, créeme, libre de tu carga.

LA muerte es algo venturoso: cuanto más fuerte es,
más majestuosa se escoge de ella la vida.

MURIENDO mil veces, el hombre sabio
solicita mil vidas por la verdad misma.

LA muerte de la que no florece una nueva vida,
es la que mi alma huye entre todas las muertes.

NO creo en la muerte: si muero a cada hora,
he encontrado cada vez una vida mejor.

DIGO, puesto que sólo la muerte me libera,
que es ella la mejor cosa, entre todas las cosas.

DIGO que nada muere: sólo que otra vida,
aun la de tormentos misma, es dada por la muerte.

CUANDO tomas las cosas sin ninguna distinción,
quedas calmo e igual, en el amor y en el dolor.

QUIEN nada ansía, nada tiene, nada sabe, nada ama, nada quiere,
aún mucho tiene, sabe, ansía y ama.

QUIEN en la dicha, en el dolor y en el tormento permanece inmóvil:
ése no puede ya estar lejos de la igualdad de Dios.

HOMBRE, si obras virtud con trabajo y esfuerzo,
aún no la tienes, luchas aún por ella.

DIOS es la cosa más pobre, está enteramente desnudo y libre:
por eso digo con toda razón, que la pobreza es divina.

DIOS es la eterna quietud, porque nada quiere ni busca:
del mismo modo tú, si no quieres nada, serás mucho.

QUIEN quiere ser igual a Dios, debe volverse desigual a todo,
estar vacío de sí mismo, y libre de pesares.

APRISIÓNAME con el rigor que quieras en mil hierros,
que estaré por entero libre y sin cadenas.

HOMBRE, no se va al Paraíso sin estar probado:
si quieres entrar en él, debes pasar por el fuego y por la espada.

DICES que en el firmamento hay un solo sol:
yo digo, empero, que hay muchos miles de soles.

TAN pronto como el diablo pudiera salir de su apego a sí,
lo verías ocupar el trono de Dios.

EL cielo está en ti, y también el suplicio del infierno:
lo que escoges y quieres, lo tienes por doquier.

HOMBRE, si no te vuelves niño, jamás entrarás
donde están los niños de Dios: la puerta es muy pequeña.

HOMBRE, si estás vacío, el agua mana de ti,
como de la fuente de la eternidad.

LA Sabiduría se encuentra a gusto donde están sus niños.
¿Por qué? (¡oh milagro!), ella misma es un niño.

DIOS no es alto, no es profundo: quien dice lo contrario,
tiene aún de la verdad muy mala lección.

DE que tu vista se ciegue al mirar el sol,
son culpables tus ojos, y no la intensa luz.

TÚ mismo haces el tiempo: el reloj son los sentidos;
si tan sólo contienes el volante, el tiempo muere.

¡NO sé qué hacer! Todo me da igual:
lugar y no-lugar, eternidad, tiempo, noche, día, dicha y
sufrimiento.

AMIGO, si siempre cantáramos todos algo único,
¿qué coro sería éste, y qué canción?

LO que el querubín llega a conocer, no puede bastarme:
yo quiero volar por sobre él, adonde nada se conoce.

LA rosa es sin porqué, florece porque florece,
no se cuida de sí misma, no pregunta si se la ve

QUÉ necio es el hombre que bebe del charco,
y deja la fuente que mana en su casa.

NADA es el mejor consuelo. Si Dios retira su brillo,
debe la mera nada ser tu consuelo en el desconsuelo.

EL mundo no te retiene: tú mismo eres el mundo,
Que tan duramente en ti, te tiene contigo prisionero.

QUIEN se allana ante todo, y todo soporta dulcemente,
Debe ser cordero y león, en un único ser.

NADA te eleva por sobre ti, sino la aniquilación:
quien está más aniquilado, tiene más divinidad.

¡AY, sí! si yo en el Tú, y tú en el yo fuera uno;
Podría el cielo ser cielo mil veces.

LA sabiduría nada censura: mas debe sin embargo, ella
y su criatura, ser a menudo censurada."

Angelus Silesius, Peregrino querúbico

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