Monday, November 28, 2005

El dolor del escritor es un secreto insondable ya que la forma, es decir las vivencias propias del escritor, es demasiado pequeña para el contenido (dolor, o cualquier otro afecto). El escritor no puede entender su propio dolor, por lo que sólo le queda reproducirlo como ficción.

Tal vez aceptar la muerte que viene con la escritura es eso: aceptar que uno está destinado a vivir entre fantasmas. Al menos en el momento de la escritura, pero que tan comúnmente traspasa todos los aspectos de nuestra vida. Se podría pensar que la experiencia muda queda salvada, sin embargo es esta precisamente a la que apela la literatura. Tal vez la única que le interesa.

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